I
Nadie le cuenta a sus crías
Que fuimos villanos
que no sentimos
El peso de las bombas
ni nos apagaron las luces a las 20:40
Hora del meridiano
Hora en que las abuelas
Nos hicieron rezar
Interminables rosarios
(60 pepitas
para expiar los pecados)
A la luz de las velas
Bajo sus inmensas enaguas
Donde dormimos
Succionando la leche
De algodones desgastados
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